Selva Almada: la nueva escritora visitante del Centro Cultural Benjamín Carrión 

 

AUTORA. ‘El viento que arrasa’, su primera novela, fue traducida al francés, portugués, holandés y alemán.

¿Uno nace escritor, o se va convirtiendo en uno? El sueño de Selva Almada era ser periodista. A los 9 años, participó en la creación del periódico de la escuela a la que asistía en Villa Elisa, un pequeño poblado rural de Argentina. El proyecto le reveló su vocación para contar historias. Luego, ya como estudiante de comunicación en Paraná, se apasionó por la narrativa de ficción y comenzó a asistir a talleres literarios. Así inició el oficio de escritura de una de las más aclamadas voces de la nueva literatura argentina.

La autora compartió su particular experiencia en el camino de las letras ayer en el Centro Cultural Benjamín Carrión, en el marco de los encuentros internacionales ‘Escritor visitante’. Hoy, será entrevistada por la dramaturga y narradora quiteña Gabriela Ponce a las 19:00, en el mismo lugar.
Punto de partida
Hay quienes subestiman el aporte que puede brindarle a un principiante asistir a talleres de escritura. Almada resalta la larga tradición de talleres literarios en su país, uno de los pioneros en la dinámica que hoy tiene gran acogida en Latinoamérica.

El que mayor repercusión tuvo en su trayectoria fue el taller dictado por Alberto Laiseca, autor de una prolífica obra en la que constan ‘Los sorias’ y ‘El jardín de las máquinas parlantes’. Almada fue su pupila por 17 años. “Me resulta difícil escribir sin mostrar el texto mientras lo escribo. Los talleres son un acompañamiento”, agrega. Hoy, ella continúa con el oficio de su maestro, guiando a nuevos escritores en su descubrimiento.

“No creo que un taller te enseñe a escribir. Te puede enseñar a mejorar la escritura, a encontrar tu propia voz, tus propios universos. Pero después, hay algo con lo que se nace, que es el talento –llamémosle- y eso es lo que hace que un escritor sea diferente de otro”.
Ganarse a los lectores
Carne Argentina fue una editorial independiente creada por Almada y sus colegas escritores, cuando estos espacios se consolidaron como una manera para descubrir a nuevos autores. “Gran parte de la diversidad que tiene la literatura argentina contemporánea se debe a las editoriales independientes, que abrieron el espacio para publicar”, comenta.

El proyecto se disolvió pronto y los libros publicados alentaron la creación de un ciclo de lectura que llevó el mismo nombre. Después de 14 años, Carne Argentina continúa en pie, con autores invitados de renombre.

Almada empezó a escribir narrativa desde un tono autobiográfico. En 2012 se dio a conocer con su primera novela, ‘El viento que arrasa’, que es completamente ficcional. Actualmente, la vida en la zona rural sigue siendo fuente inagotable para sus historias.

“Lo que tienen esos sitios pequeños es que hay una violencia con la que una convive que está naturalizada”, cuenta la autora, y afirma que solo fue consciente de eso una vez que abandonó Villa Elisa y se instaló en Buenos Aires. “Hay una cuestión de esconder las cosas, de muchos secretos, y creo que el secreto y la violencia cotidiana son temas muy atractivos para la literatura”.

La novela ‘Ladrilleros’, por ejemplo, nace de una anécdota que escuchó en El Chaco, donde dos hombres se batieron en duelo a cuchillo en un parque de diversiones.
Feminismo y  ‘cuota de género’
Almada también incursionó en la no-ficción con el libro de crónica ‘Chicas muertas’, sobre tres casos de femicidio que quedaron irresolutos. La autora llegó al primero de ellos porque sucedió en un lugar cercano a su pueblo natal. “Era una historia impactante y yo había pensado escribir sobre eso desde la ficción. Luego dije ‘y por qué no hacer una investigación’ y ahí surgió la idea de transitar este género”.

La impresión que le produjo enfrentarse con la injusticia y la impunidad en estas historias generó un compromiso en la autora con la causa feminista. No obstante, ella señala que su activismo no incide en las temáticas que desea abordar en su narrativa:

“Tampoco me gustaría que todo lo que yo escriba tenga que ver con el tema o que el tema esté antes que la historia de los personajes. Me interesa seguir escribiendo ficción, y la ficción siempre es leída de acuerdo a los tiempos, con el contexto y con lo que los lectores buscan en el texto”.

Sobre el insistente debate que algunos autores han desatado por su resistencia ante la nueva oleada de escritoras en Latinoamérica, atribuyendo su éxito a la llamada ‘cuota de género’ y a la ‘moda’ del feminismo, Almada opina que estas declaraciones, “que siempre son desde escritores varones”, surgen porque “sienten que se está poniendo en riesgo un espacio que ellos ocupaban y del que han sido desplazados”.

“Es fácil echarle la culpa al feminismo en vez de pensar: ‘bueno, por qué interesa tanto la literatura de estas mujeres’. Quizás porque están haciendo cosas mucho más creativas, más arriesgadas y yendo por temas y universos que no han transitado los escritores varones. No es porque sean mujeres, sino porque realmente son muy buenas escritoras. Es fácil decir que es porque el feminismo las puso de moda, en vez de leer los textos más objetivamente”. (AA)

FRASE

No es porque sean mujeres, sino porque realmente son muy buenas escritoras. Es fácil decir que es porque el feminismo las puso de moda, en vez de leer los textos más objetivamente”. Selva Almada escritora.