OMBLIGO DEL MUNDO: POEMAS DE ULISES ESTRELLA

Ombligo del mundo: poemas de Ulises Estrella

Presentamos una selección de poemas del escritor e intelectual quiteño Ulises Estrella como un reconocimiento y homenaje al poeta, cineasta y gran difusor cultural  fallecido en diciembre de 2014. Estos poemas reflejan en parte su modo de mirar, sentir e imaginar la ciudad de Quito y el oficio poético. En la década de los 60, Ulises Estrella formó parte de los Tzántzicos, grupo que buscaba desestabilizar el arte oficial y el orden social establecido. En 1981 fundó y dirigió por varios años la Cinemateca de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, lo que lo convirtió en uno de los difusores más importantes de la cultura cinematográfica en la ciudad y el país. Los poemas de Ombligo del mundo (1966) y Peatón de Quito (1994) constituyen una muestra de la obsesión apasionada que el poeta e intelectual tuvo por la ciudad de Quito y sus entresijos, que le llevó a emprender más tarde en 2011 el proyecto educativo Quitología, a fin de que sus habitantes aprendieran a reconocer y apreciar la historia de la ciudad conociendo sus lugares y personajes emblemáticos y su historia ancestral. También escribió narrativa, teatro y memorias.
Ombligo del mundo2020-12-29T22:43:34+00:00

ME MUERO de frío y acuesto desnudo
acometo y bato los brazos
desciendo sin parar las cuestas hasta llegar al hogar
donde contengo mis ganas
y aprieto los ojos hasta confundir las imágenes del día
y malo malo malo el juego perdido sobre la tierra
demasiado húmeda
la separación del olor a lluvia sin sentimiento de lluvia,
como tirando un papel desde las nubes y recogiéndole
al filo del mar
como admirando un cabello que se ondula y pierde su peso,
pertúrbame más y encierra mi cabeza en una caja
las espadas de palo improvisadas
cruzándose al filo de los rostros
barriga pegada al hueso,
mastiquemos cartelones
los diarios anuncian suculencias
y además se me infecta la mente con solicitudes:
pueden quedarse así un rato más
ya vienen los técnicos en fotograbado
que sacan magníficos x rayos
sobre vuestra desintegración
y arman folios papelones
hasta cubrir todas las panzas
escudando el vestíbulo de las voces confusas
y los corajes masticados con premura
sobre un libro acerca del cosmos original
de los gastronautas del cabo cañaveral
vagabundos por la calle como almas en pena
los vecinos se quedaron sin ver la ciudad capital
por un paro de transportes
los indios se quedaron sin agua para sus chozas
por bajar a pedir un pan a los señores honorables
los maestros de escuela no van al ministerio
porque no tienen camisa honesta
los alumnos descalzos ni el pintor de brocha gorda
jamás entrarán al reino de la compañía de jesús

ah qué bien el perejil en la sopa y nadando trozos de pan
mientras el frío azota fuera y el tío hace su mueca característica
la tarde estuvo más triste
y el sol hacía manchas al despedirse
después de practicar el montaje a los sauces,
los cultores del espíritu mojando sus dedos
con aceitosa baba
abrieron cuantos libros sagrados fueron necesarios
punta de flecha sus dedos iniciaron la defunción
exósmosis del pulcro idealismo
antes del espectáculo las amas de casa
se justificaron entre sí ante sus hijas y criadas
que pataleaban o tendían camas meadas
de tal o cual marido específico,
lánguida sed lánguido mensurado tormento
los metales brillan al rojo
se afeitan las armas
chasquean las lenguas
arremete arremolina muchacho
un turbante en la garganta
un corcho para que no pase el aire
olor de polilla
oficio sin cesar sin sol
agachando la cabeza
el ruido no afecta mi humilde resistencia
la falta de sueldo no me abate caballeros
pienso con la mano en la frente
que a lo mejor haya o no haya otro mundo

así ha sido
así ha sido queriendo untar con un solo dedo
de un nuevo color espirales y rostros
apoyando el codo y dejando balancear el brazo
para escaparnos por la misma
así ha sido
espiral de callejuelas y pasadizos sin salida
patios secarropas olor sin calcio
piedras que ascendíamos una a una
hasta formar la montaña
de donde mirar curiosos
detrás de la cerca
el cielo vecino nube vecina cruz sin significado
soledad de montaña
los brazos queriendo abrazar el lejano rumor
la lenta vida en la ciudad
el hueco flístero en el cielo
la hondura para que nos despeñemos
y siempre el viento limpiando la piel
obligando a sonreír
arriba cerca del uno
madurando como fruto
listo a terminar su ciclo vital,
algo es el pasado
como un museo corvo de lanzas
muere mi ciudad con mi reino,
el ceremonial del ruido no se celebra adentro sino fuera
en el agudo crujir de los vocablos que enturbian el aire
como goznes de un aparato de mil piezas que no se conocen
que no quieren saberse entre sí aunque se arman
aunque se adosan gelatinosamente a las paredes
con oído atento
con el ceño fruncido mirando por encima de todo
echemos a rodar los silos y humeantes armazones
deteniendo el tránsito y asustando peatones
temor de esquina a esquina
la camarera contempla adormecida su futura complicación
en efecto gente en la plaza
pero el padre posee y luego ahorca a la madre
el despedazamiento empieza
el buen burgués cierra las cortinas

con la uña descascarando las noticias
volviendo atrás
despejando con un tic el moretón
que en la cabeza no deja aguante,
atracaremos a la plenotomía elemental
no del paje sino del pajarón
no del peón sino del pajarraco
que ni siquiera le vemos trepando árboles,
comiendo frutos
engullendo almas ajenas
embarcándose entre vírgenes y gallinas
curas atragantosos o hermanos pellizcarodillas,
detenido mirón
de la aguja que colgando suelta
se interpone al tú de hoy
del ti de tu estómago
de cara vuelta
bizco encerrón a la madre pía original,
rábico collage
el secreteo entre el mirando militar
y el miliciar por fuera del pozo
cerca al desemboque ruidoso
en las calles rejuvenecido imaginero
sin santos de llanto propio,
sin amor ni temor al prójimo
encerrados mirándonos adentro unos a otros
abriéndonos al sol
sin buscar ni querer más padres,
si fuera la piedra la comunicativa
el zig-zag el pensamiento y el precipicio la sangre
la comunidad de impulsos
los ardores
el tiempo como multiplicándose
llenando las cabezas de los fortalecidos
musitando que la tierra luz solar
el humo como el huracán y la selva
se hicieron para construir sin filosofía el mundo del hombre
con las yemas de los dedos
encalleciendo para el labrantío
la mano a trenzar la mano
y vengamos todos a amar como se sabe
bañados de aire puro.

En Antología poética esencial (2007)

Virgen de Quito2020-12-31T21:31:32+00:00

Virgen de Quito

 

Anónimos pintores
escultores
entalladores
imagineros
queríamos volar

salir
encima de la cordillera,
con alas
mirar
desde arriba
los grandes escenarios

envueltos en nubes
ver los misterios
subir
subir
hasta el fin

en lo más alto
frente al sol
encontrarnos con la Mujer
espléndida imagen
revestida de luces
acariciando
con mínimos pies
la luna,
en medio del oscuro
queriendo
oír
oler
tocar
más

Mujer
con diez luceros
en su ensortijada cabellera:
cinco de temor
cinco de ilusión,
dejando camino
a la serpiente
boca de dragón
truenos y relámpagos
en rojo de fuego

alas de cóndor
la Mujer
nos fue llevando
a cielo abierto
entre picos
barrancos ríos trasparentes

un tiempo
unos tiempos
y medio tiempo
nos fuimos
a volver
de arriba
descendiendo,
colándonos
en la plaza grande
aspirando
la respiración de todos
lenta letanía
vapor de prisioneros
peregrinos
eternos penitentes

junto a la fuente
un buhonero
enamorado ofreció
su caja rutilante:
cinta botón encaje
hilo dedal aguja
polvo de colores
todos sus tesoros
para que baje la Mujer

ella
con dulzura
movió sus manos,
como bailarina
permitiendo que flote al viento
su hermoso vestido color arcoíris
manto azul salpicado de estrellas
túnica blanca estofada en oro

Virgen
abriendo espacios para la vida
sin rezos
sin plegarias
nunca necesitada de cultos serviles

rostro
descendido y esculpido,
polícromo
encarne brillante

rostro
en busca del dónde del pasado,
vislumbrando el cómo del futuro

Mujer
rindiendo cuentas
solo a sí misma
inmortal
como su ciudad.

En Antología poética esencial (2007)

VIRGEN DE QUITO, escultura que realizó Bernardo de Legarda en 1734, con un afán netamente estético, no iconográfico, buscando rendir culto a la mujer quiteña y transgrediendo los conceptos religiosos. No es una virgen a la que se le pide milagros, es un imaginario, una obra estética y emblemática de la artesanía artística quiteña, que se difunde por el mundo a través de innumerables réplicas que se siguen haciendo. (Nota del autor en la edición citada.)
Mujer Chorrera2020-12-31T22:20:29+00:00

Mujer Chorrera

sin tiempo para ella misma
le sorprenden
alba y crepúsculo,
en la misma esquina

mirando la plaza
con incomprendida añoranza
repite el sonsonete:
espumilla fresco mandarina calcetín
pañuelo mango amuleto arete lotería mentol y flor

vano intento,
el dinero
escaso escapa
apenas lo recibe

queda
como siempre
el hambre,
la soledad general
su ansiedad
es un florón
que va de mano en mano
mujer sin casa
su hogar es la ciudad

cada día
el sol viento o lluvia
que envuelven como torbellino,
y el hombre eventual
que se escurre entre los dedos

mujer con hijos,
ellos van al frente;
su corazón
siempre detrás

cuando
de fatiga no resiste más,
pretende reposar
en húmedas oscuridades
pero sus lágrimas
ruedan ruedan
inundan la ciudad,
suben suben
se empinan hacia el Pichincha
y vuelven
bajan bajan
siendo chorreras
que se cuelan entre las fisuras de la misma plaza,
aguas del querer
quimeras de alegrías
impulsos sombras de otra,
imposible vida.

De El peatón de Quito, 2a. ed. (1994)

MUJER CHORRERA.- Desde siempre, remontándose a la ciudad indígena, en la hispánica y en la actualidad, cientos de mujeres quiteñas sobreviven en pleno centro histórico. (Nota del autor en la edición citada.)
El Terrible2020-12-31T21:35:51+00:00

El Terrible

 

1
esta bala
que ustedes me ven cargar
en la pistola aún no vendida,
tiene cincuenta años.
viene de un torbellino
cuando en las calles la gente se disparó
durante cuatro días sin sentido.
cayó a mis pies
como un grano lanzado por fuerzas subterráneas:
posibilidad de vida
posibilidad de muerte.
nunca supe bien para qué
pero siempre ha estado junto a mí
quizás anticipando
este paso que enfrento con delirio.

 

2
la vida es una derrota aplazada,
victoria es morir por mano propia.
la muerte es una victoria proyectada,
derrota es vivir por mano ajena.

 

3
las venas repican
al revés de las campanas.
la ciudad,
Quito
no juega al azar
esconde mentiras bajo el sobaco;
deja rodar
sus cartas verdaderas;
desliza
botones dorados en las alcancías;
pone hilos invisibles
en los que no tienen bolsillos

el chulla,
el solitario,
el que no tiene par
escribe pinta canta
con lo mínimo
vive de crédito
para no morir de contado.

el inconstante fabulador
estimula al que yerra,
da posada a los desnudos,
enseña a beber al que no sabe,
está siempre dispuesto
a destruir
la faz de los conformes,

el chulla terrible
no quiere que le entierren junto a un tonto.

 

4
en la esquina de San Blas
siempre hay un cirio
encendido por una virgen
ni de palo ni de piedra,
de carne como se merece.

en esta capilla ardiente
entran los terribles
a perderse en el bosque de cervezas
y reírse de los encaramados
de los notables, los intrascendentes, los fósiles
y los tontos enigmáticos.

cuando invaden la capilla
los gemebundos
prestamistas notarios
cadetes y neogemebundos,
el chulla sube a la terraza
y solo baila baila solo
mientras la propia sombra vacila,
vacila y cae.

 

5
esta bala
que cargo en la pistola aún no comprada
sale del portal
con todo el municipio encima.
entrará en mi sien,
solamente una muerte,
tan solo un gesto
para ahuyentar los regocijos.

 

6

todo el mentidero                   hombres
de la plaza grande                  esquivos,
eleva sus hipótesis                 sin gestos.
la víctima no es
el terrible chulla,
es uno y todos ellos
enroscados
en sus miedos vacíos,
guardados en la entrepierna de añejos secretos.
solitarios salivando sin sentido ni concierto,
temerosos del terrible
juicio final que de ellos
se lleva el chulla
a los quintos infiernos.

De El peatón de Quito, 2a. ed. (1994)

 

EL TERRIBLE.- Luis Martínez Cevallos (1899-1960). Chulla quiteño dotado de un original humorismo. Desacralizador, su vida misma fue cuerpo presente del antihéroe. Su último chiste fue su propio suicidio, en el corazón de la ciudad, a la que comprendió de peculiar manera. (Nota del autor en la edición citada.)
Peatón de Quito2020-12-29T22:48:42+00:00

Peatón de Quito

 

siendo peatón
en Quito
de tanto sentirme visto
decidí mirar,
en cada frente
rayas rotundas de la culpa,
en cada boca
palabras congeladas queriendo salir
cuerpos cuerpos en las calles
cuchicheando en las casas todo muros todo techos
dándose tiempo para olvidar
no hacer preguntas
volver humo el volcán interno.

caminando
me sorprendo de ser yo,
imaginista
sobreviviendo con apenas nada,
dando vueltas sobre mí mismo,
viviendo las cuatro estaciones
en un día
como cuatro temperamentos del mismo obstáculo.
sin puesto
sin refugio,
jugando a pasar del adobe al cemento.
llevando un verdad en los labios
una mentira,
un chiste de mí mismo agazapado.

así no puedo seguir
esperando ver morir
a los difuntos
muertos en vida
ocupando sitios,
enrareciendo el aire.
difuntos que persisten
en representar un papel
cuando en el teatro cotidiano
perdieron todo derecho.

no se puede convivir con los muertos civiles
que se cuelgan del tablado impidiéndose
su muerte física.

De El peatón de Quito, 2a. ed. (1994)

2020-12-30T20:09:38+00:00