POEMAS DE JANETH TOLEDO

Poemas de Janeth Toledo

De Sílabas sin ruido – Lugares rotos – Prosas y homenajes

En esta entrega acogemos la voz y la escritura de Janeth Toledo, una poeta y escritora renuente y ausente de los círculos literarios. Poeta de una escritura discreta, silenciosa, personal, pero cargada de acentos propios, sentido e intensidad. Cuerpo, dolor, enfermedad, naturaleza en estado contemplativo y experiencia amorosa actúan como impulsos recurrentes en estos poemas para expresar con una voz austera, sigilosa, el dolor y el repliegue del cuerpo, la añoranza o el instante de emoción, iluminación y plenitud vital. Actualmente explora los cauces de la prosa poética, con libertad imaginativa y admiración a esas luminosas mujeres fuente de su inspiración y homenaje, parte de su universo artístico y literario. Hemos seleccionado tres momentos que dan cuenta de su trayecto poético, en su permanente búsqueda del poema no dicho y por decir.
1. De Sílabas sin ruido2020-10-27T15:29:15+00:00

 

La calma de tus manos
el aroma del sauce
al otro lado del cerco
el haz desnudo
del aliso
atrapado en tu cuello
remota floresta
en el repasar
de las horas

 

*

Ahora que
de mi piel
descoso
amargas
astillas
abandono
los azules nardos
que en ti amé
los prensiles
lirios
de tu pelo
y el sosegado gotear
del agua
que repite
tu ausencia.

 

*

Después de la llovizna
todo campo es más verde
brilla la hoja
y en su nervadura
late febril
el pulso de la vida.

 

*

El agua
fija siempre
un mismo espejo vertical

desafiante declina
en violentos saltos

pequeños cantos rodados
reducen su forma
en el agudo frote

nada queda aguas abajo

gruesas gotas devienen
en ruidosos remolinos
y en ese hervidero brotan
tersos vapores

todo vibra
en su propia inmensidad

lejos del horizonte
advierto
el profundo vacío del páramo

(a Jorge Juan)

2. De Lugares rotos2020-10-27T15:32:01+00:00

 

I

De los pliegues
que desdibuja

la cavidad

trizadura
de pétalos

desprendidos

en su aparente
aridez

pedazos
que con saña

quiebran

 

*

de lo intenso
lo que es dado

al dolor

se abre
en lo herido

de un nervio

 

*

mi cuerpo

es un avatar
de fibras dolorosas

presagio de un raro liquen

como un hilo
invisible

me atrapa

se encoge
sobre mí

en su intento

de ovillarse

 

*

la intimidad

esa tibia poza
de apretados herbajes

agrietado silo
de dolencias

donde se está sola

donde hiere
la poesía

 

III

todo
se desgasta

se olvida
lo que una vez se tuvo

el otoño

y sus hojas caídas

moho dejado
en los tapiales

reposa
en el rastrojo

segado
de las palabras

en el curso lento

de los verbos

miro
a través del ramaje

me encuentro

 

*

la terquedad

del organismo

repentina y severa

agrede
los racimos salvos

no es nada
esta piel

sino un leve

envoltorio
cubriéndome

 

*

quizá

la fatalidad
que deja

ambicionar
los cuerpos

el amor

en lo profundo

de un recuerdo

quizá

discurran
por lugares rotos

 

*

el tiempo

se vive
distinto

cuando
habita el daño

3. De Prosas y homenajes2020-10-30T15:57:14+00:00

 

MAROSA*

                                                               Hay algo del cielo que está dentro de uno mismo

 

1
algo inmenso y diminuto, una flor rara y salvaje como una sombra bordeando, el misterio de ángeles y lo siniestro juegan siempre con lo extraño; la celebración, ese goce del cuerpo en lo avieso del misal, pulsión incontenible y emancipadora

 

2
vivo en lo abismal de la infancia, en el incierto devenir de las formas, de máscaras y trasmutaciones, sin saber si la fantasía termina por suceder

 

3
algo como un embrujo se enreda en tu voz, en esa sola voz, divina y profana, voluptuosa e inquietante; la noche asesta y en su fasto convierte a esa voz en dramática y visionaria, inocente y víctima; poseída por los dioses.

 

 

LEONORA

 

        El mundo que pinto no sé si lo invento, yo creo que más bien es ese mundo el que me inventó a mí

 

1
la mano que como agua porosa sigue los caminos que se traducen en el lienzo, esa, y no la huida de caballos por las ventanas; la memoria se hace cuerpo, gesto, imagen, inventa laberintos que transitan en los sueños

 

2
¿qué seres más allá del oceano me nombran? qué límite abisal, qué punto ciego me rompe, desciendo al más horrendo revés de los espejos, Covadonga o el infierno, escapar a la morada de los Sidhes en las embarcaciones de la noche, ¿qué diosas me llevan, qué sombras al umbral de la locura?

 

3
tal vez, el recuerdo solo sea un pájaro que no volará más; una pluma rota, arrancada de sus alas.

 

 

MARY

Solo tienes que dejar que el animal suave de tu cuerpo ame lo que ama

 

1
sujetar lo que amamos, atarlo a la desesperación, dejar que los bosques hablen a causa del latido; los árboles son la huella lenta de esa escucha, las tangibles formas del amor, y sus hojas, como plumas de gansos salvajes, solo saben de volar

 

2
amo la imagen que se encarna en las fotografías que dejaste, tu cuerpo y su mesura palpado con mi boca, el agua que nos desborda y limpia, la orilla que no se abandona; pero el vacío que dejan los finales me encuentra sin mano que apretar

 

3
pequeño animal dormido y radiante; y el centro de la luna revelando todo, ese viso que a pique alumbra, no tan blanca ni tan lejos, la redondez de tu cabeza que reposa sobre mis piernas.

 

 

SIMONE

                                                                   La belleza existe en otra dimensión del hombre

 

1
lo puro y una línea de virtud conforman el lado más profundo de su pensar, la lucidez, esa claridad que vemos abrirse en el centro de la nada, en el vacío que está allí, en el ojo colmado de humanidad

 

2
dentro de las fábricas, en el trabajo duro y a destajo, en el frenético golpe de las máquinas, cegado por la fuerza, la que hace al hierro ceder; el hombre padece, la carne sometida, extraviada del recogimiento interior, reducida a la desgracia, impone su «grito mudo» en los que permanecen sin voz

 

3
de los cantos litúrgicos, abalorio de plegarias en las sinagogas, del lamento de las mujeres desatado en la orilla de un mar de partidas, de lo extraño que se inclina piadoso en el mismísimo asombro de un altar, la belleza te toca; el alma en esa dimensión, es la necesidad de huida a una puerta que se abre.


* Textos inspirados y recreados en la vida y obra de la poeta Marosa di Giorgio, la pintora Leonora Carrington, la poeta Mary Oliver y la filósofa Simone Weil.

Janeth Toledo Vintimilla (Cuenca, 1964). Estudió literatura en la Universidad de Cuenca. Hizo una estadía en la Escuela de Escritores en Madrid en el 2014. Sílabas sin ruido (2017), su primer poemario, obtuvo un reconocimiento en el Premio Jorge Carrera Andrade, de Poesía, que otorga el Municipio de Quito. Su segundo libro, Lugares rotos, permanece inédito. Actualmente trabaja poemas en prosa sobre algunos nombres que ha ido frecuentando en sus lecturas.

Dibujo de fondo de imagen de la autora: fernandotoledoarte.com

2020-10-29T14:26:32+00:00
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