l escritor español Juan Manuel de Prada y el autor mexicano Juan Villoro participaron en el encuentro ‘Escritor Visitante’, en Quito. Ambos dejan sus pasos firmes con sus ponencias.
Villoro: ‘Escribo para recuperar mi infancia’
Primer día: una conferencia tan interesente como compleja ‘La consciencia narrativa: viaje al centro de la mente literaria’. Segundo día: Una entrevista en vivo donde el invitado se convierte en un narrador de un partido de fútbol imaginario y es capaz de hacer delirar al público que está en las sillas quienes, por un minuto, parecerían encontrase en la tribuna del estadio, cuando en realidad se ubican en los patios del Centro Cultural Benjamín Carrión (CCBC).
El protagonista es Juan Villoro y en cualquiera de las circunstancias puede entretener por más de una hora gracias a su verbo y a su gracia (y a la complicidad de Diego Cazar, quien le acompañó en un día). Él fue el octavo ‘Escritor Visitante’, proyecto organizado por la CCBC y La Caracola Editores, quienes traen a voces destacadas de la lengua hispana para que compartan con el público.
Y quienes compartieron con el escritor mexicano, en las jornadas del pasado 13 y 14 de septiembre, se encontraron con un autor camaleónico capaz de introducirse en lo más profundo de la literatura de Sergio Pitol, hablar de la tarea maratónica que Murakami cumple tanto en pista como en muchos de sus libros, hasta contar la emoción que vivió cuando Álex Aguinaga presentó su libro ‘Dios es redondo’ en el mismísimo Estadio Azteca.
Hincha a muerte del Necaxa y del Barcelona de España, sostiene que escribe “para recuperar la infancia”, aunque en su caso haya sido un niño “tímido, inseguro y melancólico”.
Comparte con Oscar Wilde aquello de que puesto una máscara, todos decimos la verdad y, quizás por eso, su literatura -que incluye ensayos, cuentos, novelas, teatro y un disco rockero-narrativo-, resulta su mejor máscara: “En un carnaval te pones una máscara para desde un personaje decir las cosas. Entonces, cuando escribes puedes hacerlo desde la piel de una mujer, desde la de un niño, puedes cambiar tu orientación sexual o puedes ser el peor de los hombres”.
Claro que hasta sin máscara, no miente, y prefiere aceptar, honestamente, que no maneja un tema como hablar de la migración venezolana, la vida en Marte o el nado sincronizado. A puertas de un nuevo Gobierno en su país, dice que al electo presidente López Obrador no tendría que recomendarle un libro, porque sabe que es un buen lector, aunque le sugiere que relea ‘El traje nuevo del emperador’, de Hans Christian Andersen; mientras que al saliente presidente Peña Nieto le exige que primero lea la Constitución mexicana.
Aunque ‘El Testigo’ fue testigo de su éxito con el Premio Herralde de Novela, asegura que no es saludable pensar que un premio consagra, por el simple hecho que la consagración no existe.
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Juan Villoro Ruiz
De Prada: ‘La tecnología conspira contra la lectura’
Juan Manuel de Prada se sienta y, sobre la mesa, bromea con los periodistas que lo esperan para conversar. “Me siento como en un interrogatorio”, dice el escritor español, en medio de una atmósfera que, más que una rueda de prensa, parece una escena de ‘Llamad a cualquier puerta’.
Está a pocos minutos de su charla como séptimo ‘Escritor Visitante’ en el Centro Cultural Benjamín Carrión (CCBC), justo el 7 de septiembre, como si el número cabalístico jugara a su favor para exponer: ‘Ana Mendoza, princesa de Éboli, y Teresa de Jesús: dos mujeres, dos rivales encarnizadas’, ambas protagonistas de su novela ‘El castillo de diamante’.
Frente a frente con los periodistas, comentará sobre dos de sus referentes: Valle-Inclán y Gómez de la Serna (ambos ramones). “Ambos son como Quevedo: parte de la tradición barroca española. Tengo simpatía con Valle-Inclán, porque concilia la preocupación formal con la crítica social; mientras que Gómez de la Serna influyó en mi juventud, porque es juguetón con el lenguaje y concilia la poesía con el humor”.
El también famoso polemista no es solo un detractor del Internet, sino del eurocentrismo. “Efectivamente, soy un detractor y antieuropeísta –recalca-. La vocación de España debería ser América, no es Europa. Creo más en una comunidad hispana que en la comunidad europea”.
“Históricamente, España siempre ha combatido con los pueblos europeos; en lo religioso, siempre en guerra con los católicos enfrentados con los protestantes. España se ha desnaturalizado en querer parecerse a los países europeos, sin darse cuenta que eso es la muerte”.
Su argumento: “Tenemos más vocación con América”. Para De Prada, la cosa es sencilla: “El temperamento europeo es científico; mientras que el hispano, es decir, el español y el latinoamericano, es artístico y místico”.
Está convencido que la literatura se ve minada por la tecnología, porque afecta a los lectores. “La lectura requiere sosiego. La lectura es un oasis y el ritmo de vida de ahora te exige lo contrario. La tecnología de hoy en día, conspira contra la lectura”.
Pese a que la tecnología parece unirnos, el escritor español sostiene: “Se ha perdido la capacidad de comunicarse. Es evidente que Occidente, en los últimos siglos, ha exaltado al individualismo: Se trata de premiar la originalidad, es decir, de quien se sale de la tradicionalidad, cuando el arte siempre debe ser popular, pues responde a las inquietudes del pueblo… El arte es ahora ensimismado: una isla y no es fecundo”.
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Juan Manuel de Prada