PABLO PALACIO EN SUS CARTAS: LETRAS, POLÍTICA, HUMOR E IRONÍA

Pablo Palacio en sus cartas: letras, política, humor e ironía

La vanguardia latinoamericana –como afirma Octavio Paz– fue un movimiento juvenil que pretendió destruir la realidad e inventar otra, y en lo estético trascender a través de la ironía y el humor.

En nuestro país, un representante de esta vanguardia fue el grupo conformado en torno a la revista Hélice, que planteaba innovar lo nacional con la vitalidad de las vanguardias europeas. En esta revista, Pablo Palacio –el único narrador del grupo– publicó unos cuentos que rompían con el hacer literario del momento, no solo en lo formal (fragmentación del tiempo-espacio) sino también en los temas abordados (pederastia, canibalismo, brujería…), logrando a través de la introspección de sus personajes (seres marginales o deshumanizados) una fuerte crítica a la sociedad de su tiempo. Los números de dicha revista y sus cuentos «hechos a punta de risa» (carta del 1º de junio de 1926) le llegaron a Benjamín Carrión, cónsul del país en El Havre, como concebidos para publicarse en un libro, que será precisamente Un hombre muerto a puntapiés (1927).

Esta libertad creativa de Palacio, también evidente en su novela Débora (una visión caótica del mundo de su protagonista), fue reconocida por Carrión en el estudio que le dedica en su Mapa de América (1930), donde habla de una literatura «audaz de asunto, audaz de ironía; una ironía seca, filuda, inaudita en nuestro medio», que completada con un análisis sicológico «no superado hasta entonces por nadie en la literatura joven del país», es capaz de llegar «al tuétano de la verdad y de la vida». Por lo que, en otras palabras, no era necesario trasladar la realidad socioeconómica a la literatura para «desacreditar» esa realidad, bastaba con configurar otra realidad mediante el artificio de la obra literaria. De ahí que el humor de Palacio no tuviera una finalidad moral ni política.

Ese humor que cuestiona la realidad, también está presente en las cartas de Palacio aquí recogidas; en principio con sutileza, como cuando critica el programa comunista fruto de la asamblea constitutiva del Partido Socialista (1926), diciéndole a Carrión que no se extrañe si «le quitan su casita y su terreno», hasta llegar incluso a reírse de sí mismo, cuando no logra conseguir la caricatura o el dibujo que Carrión le solicita para acompañar una publicación, probablemente, en la revista Atlántico de Madrid: «Diga cualquier cosa: que no tengo cara, que se me ha caído de vergüenza», pues una foto suya no tendría importancia para un europeo; como sucede aquí, se podría poner al pie de una foto el nombre de alguien que no le corresponde (tal el caso de Cayo Graco, mencionado con irreverencia contenida). En otra carta, cuando recibe el Mapa de América, Palacio hiperboliza (otra forma de ironizar) al decir que se siente «avergonzado hasta la niña de los ojos», para a renglón seguido mostrar su satisfacción por el aparecimiento del libro de Carrión.

Otro aspecto de estas cartas es el tema político. De hecho, la revista Hélice estuvo vinculada al Partido Socialista y Palacio hizo vida política en este partido hasta 1939, en que su enfermedad se lo impidió. Eran tiempos –los años veinte y treinta– en los que el Ecuador se debatía entre el conservadurismo y el liberalismo, y el aparecimiento de nuevos movimientos impulsados por la revolución bolchevique; además de vivir una crisis y recesión económica muy grave –agudizada por la depresión mundial de 1929–. Quizás por eso –observa Palacio– se necesitaba de un «dictador» como Isidro Ayora, quien a pesar de haber establecido sistemas de control para la banca, otras instituciones financieras y la aduana, no pudo evitar los conflictos y luchas sociales que buscaban una nueva dirección del sistema dominante y, de ser posible, a través de una «revolución», solo que esta, al decir de Palacio, nadie sabía cuándo llegaría: «el 9 de julio que viene, o el 10 de agosto que también viene, o el día de San Pedro, o el viernes santo».

La vanguardia no solo fue actitud y práctica estética sino también política, y algo más, una acción por renovar la visión del mundo existente. Y dentro de este planteamiento renovador, creemos que Palacio supo dejar la impronta de su obra como testimonio de futuro.

Carta 1. Junio 1 de 19262020-10-01T02:47:29+00:00

1

[Manuscrita]

Quito, 1º de junio de 1926

Mi querido doctor:

No le he escrito antes porque esperaba que Ud. me contestaría la carta que le dirigí hace unos 8 meses1.

Sin embargo, como si espero eso creo que debería resignarme a no escribirle nunca, lo hago ahora que hay oportunidad.

Por este mismo correo le envío tres números de Hélice2, que apareció últimamente y tenga, tal vez, vida larga, a pesar de los gruñidos de nuestros coterráneos.

Allí encontrará Ud. unos cuentos míos3, hechos a punta de risa.

Pienso que hasta que Ud. me conteste tendré ya unos veinte de esos. ¿Le parece que sería bueno editar un librito? Si no sería mucha molestia le rogara me avise si es posible conseguir editarlo allá, con más economía y limpieza. Si fuera así, indíqueme los diferentes precios, según el número de ejemplares, que sean naturalmente, a lo sumo, mil.

Aquí, por lo pronto, no suceden cosas demasiado* extraordinarias. Tenemos a Isidro Ayora de Dictador4, lo que ya habrá sabido. ¿No es verdad que esto basta para preparar el ánimo? Y lo que mejor lo prepara es que se porta bien. Ha tenido unos cuantos aciertos. Claro, de otra manera sería injustificable su Dictadura.

En estos últimos días acaba de integrarse el gabinete con unos señores Ordeñana, Barbotó y Palacios5, para mí completamente descono­cidos.

Se dice que los conservadores pretenden reaccionar y que están haciendo trabajos en Tulcán, Riobamba y Naranjito. En fin, no está mal que se muevan, los pobres.

Se ha organizado el Partido Socialista6 y tuvo hace unos días su primera asamblea, elaborando un programa de tendencias francamente comunistas. Se declaró la abolición de la propiedad individual. Lo que le cuento para que no extrañe Ud. el que le quiten su casita7 y su terreno. Creo que lo mejor que puede Ud. hacer en estas circunstancias es radicarse definitivamente en Francia para que aquí no esté sufriendo bochornos al respecto.

Me han encargado saludarle Escudero8 y del Pozo9.

De mi parte, haga presentes mis recuerdos a Aguedita. (Comment parle-t-elle français?). ¡Oh, esto es una maravilla!

Déme noticias de ese gran don Jaime Rodrigo10 y reciba un apretón de manos de su amigo.

Pablo Palacio

PD. Estaríamos encantados si nos mandara algunas colaboraciones para Hélice, pues pretendemos darle a la Revista interés cosmopolita, como dice su amigo Ernesto Fierro11.

[1] Desde julio de 1925, Carrión se desempeñaba como cónsul del Ecuador en El Havre, puerto marítimo de Francia.
[2] La revista de vanguardia Hélice nació en abril de 1926 bajo la dirección del pintor Camilo Egas (1895-1962) y de Raúl Andrade (1905-1983), secretario. Hasta septiembre de ese año, aparecieron 5 números, cuya expresión estética se inclinó por el futurismo y sus imágenes mecánicas (de ahí su nombre).
[3] Se refiere a: «Un hombre muerto a puntapiés», n. 1 (abril de 1926), pp. 16, 19 y 22; «El antropófago», n. 2 (mayo de 1926), pp. 20-21; y «Brujería primera», n. 3 (junio de 1926), p. 11. Palacio era el único narrador en el grupo de colaboradores de la revista.
* Los subrayados son de la carta.
[4] Isidro Ayora (1879-1978), médico y político. En 1925, alcalde de Quito. Tras renunciar al rectorado de la Universidad Central, aceptó ser presidente provisional, con poderes absolutos, el 3 de abril de 1926; más adelante, el 17 de abril de 1929, la Asamblea Nacional le nombrará presidente constitucional.
[5] Leonardo Palacios, ministro de Guerra y Marina; C. Ordeñana, ministro de Instrucción Pública.
[6] La Asamblea de constitución del Partido Socialista Ecuatoriano se realizó en Quito, del 16 al 23 de mayo de 1926. Confluyeron en él distintas tendencias de la izquierda del país.
[7] De la lectura de las cartas de Palacio, se colige que Carrión le encomendó vigilar la construcción de una casa ubicada en la actual calle San­tiago.
[8] Gonzalo Escudero (1903-1973) era uno de los colaboradores de Hélice; en el editorial del número 1, afirmaba que uno de los propósitos de la revista era «universalizar el arte de la tierra autóctona, porque la creación criolla no exhuma las creaciones extrañas, antes bien las asimila, las agrega».
[9] Podría ser Olmedo del Pozo (1899-1981), abogado. Profesor del Colegio Mejía; director de la revista de egresados de este colegio, Eslabón. Notario del cantón Quito. Autor de Drama de una generación (1945).
[10] Jaime Rodrigo (nacido en Quito en 1924), hijo de Benjamín Carrión y Águeda Eguiguren.
[11] Quizás Humberto Fierro (1890-1929), poeta de la llamada Generación Decapitada.

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Carta 2. Quito, 19272020-10-01T03:03:39+00:00

 2

[Mecanografiada]

[Quito, 1927]

Mi querido doctor:

Siento enormemente el que mi libro1 se haya regresado sin llegar a sus manos, cuando hubiera querido que sea Ud. de los primeros en tenerlo.

Ahora le repito el envío2, aumento un ejemplar, y dejo todo como estaba para que conozca Ud. la historia de su viaje por los océanos.

Tengo ya por la mitad otro, que constará de dos pequeñas novelas; pero su edición en Europa se hace ya para mí imposible, porque se han abierto las hostilidades entre éste, su servidor, y “el tío”3, de quien podía esperarse sea víctima de un sablazo y a quien se debe la publicación de ese libro sinvergüenza.

Bueno, todo eso no importa. Obséquiele un ejemplar a ese señor Vizconde4 –no le conozco– y al señor Cesaré5, de Marsella, estoy dudando si a éste en realidad le conozco. Le envié un ejemplar a Don Ramón6, pero creo que se ha enojado sólo porque le dije en la dedicatoria “tío de la pipa”. Bueno, tampoco importa.

Estoy proyectando darme al mar; por supuesto sin un centavo, para ver cómo es la vida del mar. No tengo proyectos de un carguito afuera: eso lo veo tan lejano como vi la sopa en la memorable jornada del 4 de marzo7, en el que peligró mi respetable a-ma-nuen-sía.

Espero que me escriba lo más pronto, contándome algo de Ud. Hágame el favor de saludar a Aguedita8.

Recuerdos

Pablo

[1] El libro de cuentos Un hombre muerto a puntapiés, Quito, Imprenta de la Universidad Central, 1927, 139p.
[2] A El Havre; véase la nota 1 de la carta anterior.
[3] José Ángel Palacio, tío materno, que tras la muerte prematura de la madre de Pablo se hizo cargo de él y de sus estudios, incluso de los universitarios en Quito.
[4] Emilio Lascano Tegui (1887-1966), escritor y diplomático argentino. Se autoproclamó vizconde en 1909, y así empezó a firmar desde que apareció su libro de poemas, con pie de imprenta apócrifo, La sombra de la Empusa (1910). En 1914 se instaló en París, donde hizo amistad con Picasso y Apollinaire. Escribió también De la elegancia mientras se duerme (1925), novela últimamente reeditada y traducida a varios idiomas; Mis queridas se murieron (ha. 1930).
[5] El escritor y diplomático César E. Arroyo (1886-1937). Cónsul del país en Vigo (1912-16) y cónsul general en Madrid (1917-19). Cuando la revista Cervantes (1916-20) reaparece en abril de 1918, fue parte de su comité de dirección encargado de la sección americana, donde cumplió un papel fundamental. Estuvo en Quito por 1922, ofreciendo conferencias que fueron decisivas para el desarrollo de nuestra poesía de vanguardia. Luego regresó a España, para asumir el consulado del país en Cádiz y luego en Marsella. Autor de Retablo. Figuras, evocaciones, escenas… (Madrid, 1921).
[6] Ramón Gómez de la Serna (1888-1963), escritor y periodista español. Perteneció a la Generación de 1914, que buscaba la modernización intelectual de España. Desde 1936 residió en la Argentina. Cultivó casi todos los géneros literarios, con una característica común a toda su obra: la greguería, una fusión de humorismo y metáfora. Ramón, como gustaba que le llamaran, era un fumador empedernido, alguna vez afirmó que «el fumador en pipa es un humorista porque humorea con la pipa…».
[7] El 4 de marzo de 1927, el gobierno de Isidro Ayora expidió la Ley de creación del Banco Central del Ecuador, que inaugurado el 10 de agosto de ese año se encargó de la emisión y conservación de nuestra moneda (el sucre), centralizando todas las reservas de oro y plata del país.
[8] Águeda Eguiguren (1904-1990), esposa de Benjamín Carrión.

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Carta 3. Abril-mayo 19302020-10-07T17:27:33+00:00

3

[Mecanografiada]*

Quito, [abril-mayo, 1930]

Mi muy recordado doctor:

Casi estoy seguro de que era usted quien había callado. No he recibido recortes de allá; que de haberlos recibido, no crea usted que iba a olvidar hasta el agradecimiento.

Ahora me ha sorprendido con la nueva de que hablará de mí1. No sé si sea justo. ¿Cree usted que no se disgustarían por acá? En fin, como usted quiera.

Pero le quedo mal, doctor. No ha sido posible que me hicieran el dibujo o la caricaturaque usted me pide. Latorre3 ha salido por unos días de Quito. Kanela4 está voluntariamente recluido. No tengo amistad con otros dibujantes. Y como usted me dice que necesita eso lo más pronto, temo retrasarme y que no le lleguen a tiempo ni siquiera estos papeles5.

¿Le parece a usted insalvable la cuestión del dibujo? Diga usted cualquier cosa: que no tengo cara, que se me ha caído de vergüenza, por ejemplo. O alguna otra invención suya.

Y si apura mucho, he aquí un expediente sencillo: con la lectura de sus impresiones y con la de los papeles que van aquí, encargue al dibujante de Atlántico6 imaginarse al autor, de 24 años cumplidos y con 130 libras de peso.

O si esto no fuera posible, ordéneles poner cualquier fotografía o dibujo, con la leyenda debajo, y nadie habrá perdido nada. ¡Para lo que le importará a un europeo la cara que pueda tener este amigo suyo! Al menos esta es nuestra filosofía. Aquí, cuando necesitamos una fotografía, aunque sea la de Cayo Graco7, cogemos la de Luis Flores, por ejemplo, y pone­mos al pie Cayo Graco. ¿No es verdad que basta?

Bueno, sea como fuere, usted allá sabrá lo que hace y será lo me­jor hecho.

He leído sus libros8 y también yo estoy orgulloso de ellos. Los tengo, mas no dedicados.

¿Tiene usted mucha necesidad de venir en agosto? Pregúnteselo muchas veces. ¡Si yo me escapo alguna vez, Dios mío!

Muchos agradecimientos para usted y muchos recuerdos para los suyos.

Pablo

* Según Gustavo Salazar, esta carta apareció en El Tiempo, de Quito (16 de marzo de 1980). Luego fue publicada por Franklin Barriga López en: Benjamín Carrión (Quito, IECE, 1985), pp. 183-184.
[1] En Benjamín Carrión, Mapa de América, Madrid, Sociedad General Española de Librería, 1930. Con prólogo de Ramón Gómez de la Serna, contiene ensayos sobre Teresa de la Parra, Jaime Torres Bodet, el Vizconde de Lascano Tegui, Carlos Sabat Ercasty, José Mariátegui y Pablo Palacio.
[2] Salazar afirma que a Carrión le llegó una plumilla de Guillermo Latorre, fechada en 1930, la que se conserva en el Archivo del CCBC. Sin embargo –continúa– no es la plumilla, del mismo autor, que data de 1936 y que fue publicada en Letras del Ecuador, n. 3 (Quito, mayo de 1945).
[3] Guillermo Latorre (1896-1986), caricaturista, pintor y dibujante. Colaboró en el semanario humorístico Caricatura, con casi siete años de circulación exitosa a partir de 1918. También publicó sus caricaturas en los diarios quiteños: El Día, El Comercio y El Sol. Contó entre sus maestros al artista español José María Roura Oxandaberro. En 1934 y 1935 ganó el primer Premio de Caricatura del Salón Mariano Aguilera.
[4] Seudónimo del caricaturista y escritor Carlos Andrade (1899-1963). Colaboró en Caricatura, del que salió en 1919 por diferencias personales. Figuró entre los fundadores de la Sociedad de Artistas (1935).
[5] No sabemos a qué papeles se refiere; sin embargo, quizás podría tratarse de datos personales de Palacio y de algún cuento para publicarse en la revista Atlántico.
[6] Publicación que unía el carácter de magacín con el literario, a más del americanista, de ahí el subtítulo: «revista mensual de la vida hispanoamericana», aunque también trataba sobre la cultura artística y literaria europea. Fundada y dirigida por Francisco Guillén Salaya (1900-1965), circuló entre junio de 1929 y mayo de 1930 (el número 17). Tras una pausa, publicará el último número (el 18) en marzo de 1933. Entre sus colaboradores –muchos también de La Gaceta Literaria (1927-32)– figuraba Benjamín Carrión, quien –afirma Salazar– publicó en aquella los ensayos: «Teresa de la Parra» y «El vizconde de Lascano Tegui».
[7] Cayo Sempronio Graco (154-121 a.C.), destacado político romano, perteneció a una de las más ricas familias de Roma. Intentó resolver la económica y realidad social de la República mediante ciertas reformas en la manera de administrar y vivir en la ciudad, limitando el poder de la aristocracia.
[8] Referencia a Los creadores de la nueva América (1928) y El desencanto de Miguel García (1929).

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Carta 4. 10 de enero de 19312020-10-07T17:28:52+00:00

4

[Mecanografiada]

[Quito,] 10 de enero [de 1931]

Mi querido doctor:

Recibí su hermoso Mapa1. Ya tuve oportunidad de agradecerle antes, cuando me envió aquellos originales, por esa bondadosa equivocación suya respecto a este servidor. El estudio se publicó en El Día; lo reprodujeron en Loja, entusiasmados2. Y ahora yo aquí, solo, avergonzado hasta las niñas de los ojos, ¿qué voy a decir? ¿qué voy a hacer? Mire usted: me ha metido en un compromiso serio; en uno de los compromisos más serios en que hasta hoy se me ha metido3. En fin, gracias de nuevo. Su lanzamiento me será y seguramente me está siendo muy beneficioso.

Bueno, ahora estoy de bruces sobre la carrera de abogado. En uno de estos días, la licenciatura; a fines del año, el doctorado4. Sin remedio. Sigo en el Consejo Provincial5, que es un magnífico archivo. Aquí se puede estudiar y descansar.

Doctor, voy a hacerle un encargo que usted debe cumplirlo sólo en cuanto no le moleste ni un poquito: si alguna vez cae por su consula­do un buen hombre que quiera registrar sus marcas o sus patentes en el Ecuador, déle mi dirección. Soy recomendable por mi seriedad, mi honradez, mi sobriedad y mi cumplimiento. No olvide, doctor, mis prendas mo­rales.

He oído por allí que querían traerlo a Ud. a Lima6, como Cónsul­-Secretario de Legación. He oído simplemente. No pude adquirir datos precisos porque me llevo muy mal con los caballeros de la Cancillería. Le pondré al tanto de lo que suceda.

Salude muy cariñosamente a Aguedita.

 

Pablo

 

[1] Mapa de América (Madrid, 1930). Véase nota 1 de la carta anterior.
[2] Según Salazar, el ensayo sobre Palacio se publicó en El Heraldo del Sur, de Loja (2 de noviembre de 1930), pp. 1, 3 y 4.
[3] En dicho estudio, Carrión afirma que el libro Un muerto a puntapiés: «tiene de Poe y de Maupassant –dos grandes desequilibrados–, de Pirandello el cuentista. Pero, sobre todo, tiene de Pablo Palacio».
[4] Palacio obtuvo la licenciatura el 6 de febrero y el 27 de noviembre, de ese 1931, el título de Doctor en Jurisprudencia y Ciencias Sociales por la Universidad Central del Ecuador.
[5] La Asamblea Constituyente de 1928 creó los Consejos Provinciales como organismos jurídico-políticos para desarrollar actividades de mejoramiento cultural y material de las provincias. Palacio era secretario del Consejo Provincial de Pichincha.
[6] Carrión dejará el consulado de El Havre el 11 de marzo de 1931, luego de ser nombrado Primer Secretario de la Legación del Ecuador en Lima y Cónsul General en Lima y Callao, Perú.

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Carta 5. Quito, 2 de mayo de 19312020-10-01T03:33:01+00:00

5

[Manuscrita]

[Quito,] 2 de mayo de 1931

 

Mi querido doctor:

He enviado las tarjetas. He telefoneado al doctor Reyes, por su pasaje del tren.

Y dígame, ¿sin novedad en Lima1?

Aquí se comenta la próxima revolución2. Nadie sabe cuándo será, pero se la tiene como segura. El 9 de julio que viene, o el 10 de agosto que también viene, o el día de San Pedro, o el viernes santo. Yo creo que se está cometiendo un grave delito contra la estabilidad de los Consejos Provinciales.

¿Está ya usted estabilizado?

Para cuando lo esté le pido este servicio: antes de enviar el folleto aquel a España3, ábrale por la página 8 y en la 5a línea, en donde dice “volcanes a la ventana” póngale “promontorios a la ventana” o cualquier otra cosa parecida que usted quiera. Sucede que en el parrafito sólo hay el precedente de El Chimborazo y mis compatriotas, cuando lo lean, se van a poner a gritar: “¡Dice que El Chimborazo es un volcán! ¡Qué se lo ahorque!”. En realidad, el Chimborazo es sólo un nevado. La última línea de la convocatoria sí debe quedar como está. Tiene música. Tiene para mí una hermosa y modesta música.

He entregado los libros de Enrique Terán4 y Llerena5. Leí el primero, Tierras de Espanto6. Tiene interés como propaganda; sin embargo la literatura es ridícula, de plaza.

Me llegó Los que se van. He leído ya los cuentos de Gallegos7. ¡Qué interesantes, qué bien hechos están, caramba!

Le abraza

 

Pablo

Escríbame a 157, Oriente.

[1] Carrión permanecerá como Cónsul-Secretario en Lima hasta junio de 1932.
[2] Si bien Isidro Ayora había creado el Banco Central, la Ley de Aduanas y la Ley de Hacienda, no pudo evitar que en la economía del país repercutiera la gran depresión de 1929, lo que produjo malestar sobre todo en las clases populares. Para mejorar este ambiente político el 29 de septiembre de 1930 presentó su renuncia, que no fue aceptada por el Congreso. Sin embargo, el ambiente cada vez era más conflictivo, lo que concluiría meses más tarde (en agosto de 1931) con su renuncia definitiva.
[3] El «folleto» en referencia es Vida del ahorcado. En la primera edición (Quito, Talleres Nacionales, 1932), en el párrafo correspondiente se halla ya corregido lo solicitado.
[4] Enrique Terán (1887-1941), escritor, músico, dibujante y periodista. Fue uno de los fundadores a fines de 1918 de la revista Caricatura, en donde puso de manifiesto sus dotes de dibujante; colaboró con el diario socialista La Tierra. A inicios de 1931, consta entre los siete firmantes del Manifiesto al Proletariado ecuatoriano. Escribió en 1931 Huacay-ñán (Camino del llanto), publicada póstumamente en 1994; además El cojo Navarrete (1940).}
[5] José Alfredo Llerena (1912-1977), escritor, periodista y crítico de arte, miembro del Grupo Élan. Autor de Agonía y paisaje del caballo (1934, poesía), Segunda vida de una santa (1953, cuentos), Oleaje en la tierra (1955, novela); también Aspectos de la fe artística (1938) y La pintura ecuatoriana del siglo XX (1942).
[6] Según la crítica María del Carmen Fernández (citada por Salazar), esta obra podría ser Huacay-ñán.
[7] El escritor Joaquín Gallegos Lara (1909-1947), que junto con Demetrio Aguilera Malta (1909-1981) y Enrique Gil Gilbert (1912-1973), escribieron el libro de cuentos Los que se van (1930), compuesto por 24 cuentos, 8 pertenecientes a cada uno y que sin embargo son «una sola cosa». El lector puede visitar el Boletín Casa Carrión Nº 1 (agosto 2020), la sección «Palabras y memoria», para más información sobre Joaquín Gallegos Lara.

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Carta 6. 27 de agosto de 19312020-10-01T03:42:06+00:00

6

[Mecanografiada]

Quito, 27 de agosto [de 1931]

Querido doctor:

Lo que usted ya sabrá1 al recibir esta carta, la revolución era precisamente a lo que aludía en la última que recibió de mí. Pero las cosas se han desarrollado de diversa manera.

Las cosas estaban reventando desde hace algún tiempo y se conspiraba de manera abierta. En los proyectos de entonces se le mencionaba a usted para el Ministerio de Relaciones. Se pensaba en un Gabinete de jóvenes, de verdadera renovación. El ataque debía partir desde el Congreso. Pero ya ve usted que lo que sucede es cosa distinta: empezó la resistencia el batallón “Chimborazo”2 y, carente de opinión, se retiró el Gobierno en masa, siendo nombrado Ministro de Gobierno el Coronel Luis Larrea Alba3, quien se encargó del Ejecutivo. Entonces comenzaron a rugir las combinaciones y ahora es ministro Modesto Larrea Jijón4. ¿Está bien la cosa para usted?

No creía yo que le conviniera a Ud. el ministerio; sin embargo, tal vez habría sido mejor. No sé si se puede creer que persistan los proyectos anteriores de renovación total del Cuerpo Diplomático. Para el caso de que no fuera posible su ministerio se pensó que Ud. reemplazaría a su Je­fe en Lima. ¿Subsistirá ese proyecto con Larrea Jijón?

Con respecto a su intención de ir a España, hay ahora un inconveniente: Gonzalo Escudero5 parece que precisamente tiene las mismas aspiraciones, y Escudero es sumamente amigo de Larrea Alba y mentor de Larrea Jijón. Si Escudero se pega a eso, el asunto está perdido6. Por otra parte sé que Larrea Alba le estima a Ud. bastante. Yo haré lo posible por hacer cuanto se pueda, y se lo comunicaré inmediatamente. Voy a empezar dando el disimulado dato de su candidatura a los corresponsales de Guayaquil. Ojalá tenga efecto.

Para mí, considero perdido en absoluto el viaje. Larrea Jijón tiene motivos personales para apreciarme poco. En febrero de este año7, tuvimos oportunidad de organizar una manifestación antiaristocrática que casi sólo tenía que ver con él. De tal manera que yo ya le he puesto un R. I. P.8 al proyecto.

Le escribiré después de pocos días dándole razón de su inmueble9.

Jorge Castillo10 está muy bien. Ha terminado su tesis y prepara su grado para diciembre. Seguramente lo rendiremos al mismo tiempo.

Hasta muy pronto.

Pablo

A última hora me dicen que Modesto Larrea tiene relaciones especiales con Crespo11, de España. Las mujeres de estos caballeros son primas y Larrea cuando mozo fue novio de la de Crespo. ¿Qué hacer, entonces?

[1] El 23 de agosto había sucedido el golpe revolucionario, y al día siguiente 24, tras haber sido aceptada la renuncia de Isidro Ayora a la presidencia de la República, asumió el poder el coronel Luis Larrea Alba, a quien había nombrado pocas horas antes ministro de Gobierno y Previsión social.
[2] Días antes, el Congreso se había empeñado en apoyar al gobierno de Ayora, al punto de solicitar al ministro de Defensa, coronel Carlos Guerrero, manifieste ese respaldo de forma pública. Así, cada unidad militar debía hacerlo, hasta que el Batallón Chimborazo cuestionó ese procedimiento. A poco, la gente se aglutinó protestando en torno al cuartel, incluso pidiendo armas.
[3] Luis Larrea Alba (1894-1979), militar y político. Estuvo encargado del poder hasta el 15 de octubre de 1931, al no conseguir que el Congreso le concediera facultades extraordinarias para enfrentar la crisis económica y financiera del país.
[4] Modesto Larrea Jijón (1890-1957), sociólogo. Integró la primera Junta de Gobierno Plural consecuencia de la Revolución Juliana (1925). Uno de los fundadores del Partido Socialista Ecuatoriano. En 1928, presidente del Concejo de Quito. En ese momento era ministro de Relaciones Exteriores.
[5] Gonzalo Escudero (1903-1971), poeta y diplomático. Profesor en el colegio Mejía y la Universidad Central (1926-31). Ese 1931 empezará su carrera diplomática al ser designado encargado de negocios ad-interín, en Francia; luego irá como primer secretario de la delegación a Washington (1933).
[6] Sin embargo, para Escudero, desde ese momento empezará la producción de su obra madura: Hélices de huracán y de sol (1933), Altanoche (1947), Estatua de aire (1951).
[7] Conocemos que, a inicios de febrero de 1931, se realizó con la influencia de la izquierda el Primer Congreso de campesinos del Ecuador en Cayambe; el 7 de febrero de 1931, en la Casa del Obrero (Quito), se creó la Liga de Desocupados con el fin de conocer esta realidad y hacer propuestas al Gobierno; para la segunda reunión hubo más de doscientos asistentes (El Día, 13 feb. 1931). Pero hacia fines de ese mes, la Liga se transformó en una Previsión Social, encargada de buscar alternativas de empleo para sus miembros.
[8] Siglas de Requiescat in pace (descansa en paz). Desconocemos a qué proyecto suyo puso la lápida Palacio.
[9] Véase la nota 7 de la carta 1.
[10] Jorge Castillo (1906-1975), años después, cumplirá funciones diplomáticas en Inglaterra y España.
[11] Ricardo Crespo Ordóñez (1892-¿?), que llegó a Madrid en marzo de 1928 como encargado de negocios, y desde agosto fue ascendido a ministro residente hasta enero de 1932.

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Estas cartas se conservan en el Archivo Epistolar del Centro Cultural Benjamín Carrión, y han sido publicadas dentro el proyecto editorial Epistolario de Benjamín Carrión: Cartas a Benjamín (1995) y Cartas ecuatorianas vol. 1 (2008). Para esta versión, se ha realizado una nueva anotación relativa a la vida y obra de Pablo Palacio.
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