JUAN VILLORO: ESCRITOR VISITANTE
El jueves 13 y viernes 14 de septiembre de 2018, el escritor mexicano Juan Villoro visitó la Casa Carrión para ofrecer, dentro de una nueva entrega del programa Escritor Visitante, la conferencia «La conciencia narrativa: Viaje al centro de la mente literaria», como un homenaje a uno de sus escritores más admirados, Sergio Pitol. «Gran admirador de Thomas Mann, Pitol vivió convencido de que no hay mayor estímulo para la mente que la enfermedad. De niño, un largo padecimiento lo llevó a la lectura y a concebir mundos imaginarios, sin embargo, ninguno de sus personajes habló de sus dolencias con la reveladora claridad con la que él habló de sí mismo en un fragmento de su diario», comentó Villoro refiriéndose al prólogo del tercer tomo de sus Obras reunidas, en el que el autor de El Arte de la fuga narra su estancia en el hospital neurológico de La Pradera, en Cuba. «En la literatura, lo más interesante es lo que no sabemos de antemano y solo surge en el acto de escribir», sentenció.
El viernes 14, en la entrevista parte del encuentro del Escritor Visitante, el periodista quiteño Diego Cazar recordó el rastreo literario que Juan Villoro hizo en la infancia de Sergio Pitol y quiso saber la forma en que la literatura llegó a su vida. Cazar afirmó que en El libro salvaje hay un personaje autobiográfico, llamado Juan. ¿Cómo llegaron las letras al camino del autor? El escritor mexicano confesó que su infancia fue «solitaria, aburrida, bastante gris». Su abuela paterna, María Luisa Toranzo, era una autora de libros de autoayuda para escuelas católicas y sorteó uno de sus diarios; el ganador fue él. Allí «hablaba mucho de mi retraimiento, de mi manera de estar siempre ausente en las reuniones, aislado, arrinconado», contó Villoro, hijo del profesor de filosofía Luis Villoro Toranzo. También confesó en esa entrevista que fue la novela De Perfil, de José Agustín ‒con un protagonista habitante de una colonia mexicana e hijo de padres divorciados‒, leída durante unas vacaciones previas al bachillerato, la que le hizo decir a un joven y tímido Juan Villoro: «aquí está el orden del mundo. La vida, si está bien escrita, si tiene ingenio es maravillosa. Incluso la mía que hasta ese momento parecía no tener sentido. A partir de entonces empecé a escribir», afirmó el novelista mexicano.