LANGSTON HUGHES, POETA DE LA NUEVA AMÉRICA

Langston Hughes, poeta de la Nueva América

Dos modalidades pueden señalarse en la poesía de Langston Hughes: la primera representada por sus primeros poemas «El negro habla de los ríos» y «Yo también canto a América», donde apunta una marcada tendencia racial –es el poeta negro que canta temas negros– y una segunda, representada por sus últimos poemas, en los que el poeta ha hecho el descubrimiento de la palabra «revolución» y la celebra en cantos donde encuentran eco los dolores de los explotados –blancos y negros, rojos y amarillos–: es el poeta de la revolución social.
Soy un Negro2021-11-25T18:20:26+00:00

SOY UN NEGRO

 

Soy un negro.
Oscuro como la noche es oscura.
Oscuro como el corazón de mi África.

He sido un esclavo:
César ordenóme limpiar sus escaleras,
cepillé las botas de Washington.

He sido un trabajador:
bajo mis manos se erigieron las pirámides;
hice mezcla para el edificio Woolworth.

He sido un cancionero:
desde África hasta Georgia
llevé mis canciones de tristeza,
inventé el «ragtime».

He sido una víctima:
los belgas me cortaron las manos en el Congo.
Se me lincha ahora en Texas.

Soy un negro.
Oscuro como la noche es oscura.
Oscuro como el corazón de mi África.

Yo también canto a América2021-11-25T18:20:10+00:00

YO TAMBIÉN CANTO A AMÉRICA

 

Yo también canto a América.
Yo soy el hermano negro.
Me mandan a la cocina
cuando las visitas vienen;
pero yo me río,
como bien
y crezco fuerte.

Mañana
se sentarán a la mesa.
Y cuando las visitas lleguen,
ya nadie osará decirme:
«Vete a la cocina».

Además,
verán qué hermoso soy.
Y se arrepentirán.
Yo, también, soy América.

Ardella2021-11-25T18:19:57+00:00

ARDELLA

 

Te compararía
a una noche sin estrellas,
si no fuera por tus ojos.
Te compararía
a un largo dormir sin sueños
si no fuera por tus cantos.

El Negro habla de los ríos2021-11-25T18:19:42+00:00

EL NEGRO HABLA DE LOS RÍOS

 

Conozco algunos ríos
Conozco ríos tan antiguos como el mundo y más viejos
que las corrientes de sangre humana en las venas de la humanidad.
Mi alma se ha hecho tan profunda como los ríos.
Me bañé en el Éufrates cuando las auroras eran jóvenes.
Construí mi choza cerca del Congo, el cual me arrulló en mis sueños.
Contemplé el Nilo y construí las pirámides de él.
Oí la canción del Mississipi cuando Abraham Lincoln fue a Nueva Orleáns,
y vi su corriente lodosa volverse áurea con el crepúsculo.
Conozco algunos ríos.
Ríos antiguos y sombríos.
Mi alma se ha hecho tan profunda como los ríos.

Alegría2021-11-25T18:19:28+00:00

ALEGRÍA

 

Fui en busca de Alegría,
Esbelta, danzadora Alegría,
Alegría de ojos brillantes…
Y la encontré
paseando en el carro del carnicero.
¡En los brazos del repartidor del carnicero!
¡Qué amigos, qué amigos
tiene esta joven niña, Alegría!

Canto de una Muchacha Negra2021-11-25T18:18:12+00:00

CANTO DE UNA MUCHACHA NEGRA

 

Allá lejos, en el sur,
(se me parte el corazón)
colgaron a mi amante moreno
de una rama del camino.

Allá lejos, en el sur,
(cadáver balanceante)
pregunté al blanco señor Jesús
de qué servía la oración.

Allá lejos, en el sur,
(se me parte el corazón)
el amor es una sombra desnuda
suspensa en un árbol desnudo y retorcido.

Siempre lo mismo2021-11-10T04:05:34+00:00

SIEMPRE LO MISMO

 

En todas partes lo mismo:
en los muelles de Sierra Leona,
en los campos de algodón de Alabama,
en las minas de diamante de Kimberley,
en las plantaciones de café de Haití,
en los bananales de América Central,
en las calles de Harlem,
en las ciudades de Marruecos y Trípoli.

Negro
explotado, golpeado, robado,
baleado y asesinado;
sangre corriendo entre el
dólar,
libra,
franco,
peseta,
lira.

Por la opulencia de los explotadores
mi sangre nunca ha de correr;
mejor es que mi sangre
corra dentro de los profundos canales de la revolución,
corra dentro de la vigorosa mano de la revolución,
tiñendo las rojas banderas,
llevándome lejos.

Sierra Leona,
Kimberley,
Alabama,
Haití,
Centro América,
Harlem,
Marruecos,
Trípoli.

En todas las tierras negras es lo mismo.
La fuerza que asesina,
el poder que roba,
el voraz que no se sacia.

Mejor es que mi sangre se haga una con la sangre
de todos los trabajadores que luchan en el mundo.
Hasta que cada comarca sea libre del
dólar robado,
libra robada,
franco robado,
peseta robada,
lira robada,
vida robada.

Hasta que el ejército rojo del proletariado, uniendo
caras blancas, rojas, olivas, amarillas y pardas,
levante en alto la roja sangrienta bandera
nunca jamás arriada!

Langston Hughes (1902-1967). Poeta, novelista y periodista estadounidense afroamericano. Vivió su infancia en Kansas, y luego con su madre en Illinois y en Cleveland, Ohio. A través de las leyendas que le contaba su abuela descubrió la tradición oral afroamericana. En los años de 1920 ingresó a la Universidad de Columbia, N.Y., donde estudió Ingeniería, pero abandonó sus estudios por los prejuicios raciales y porque sus intereses se volcaban hacia la escritura y al vecindario de Harlem.

En 1923 viajaría, durante seis meses, por África, Europa y América como marino y tripulante de un barco mercante. Un año después, Hughes regresó a los EEUU para vivir con su madre en Washington, D.C. En esa ciudad fue ayudante personal del historiador Carter G. Woodson, de la Asociación para el Estudio de la Vida y la Historia de los Afroamericanos. Luego trabajó en un hotel donde conoció al poeta Vachel Lindsay, que publicó su descubrimiento de un nuevo poeta negro,  provocando su reconocimiento. En 1926 ingresa a la Universidad de Lincoln, se gradúa en Arte en 1929 y obtiene un doctorado en 1943.

A excepción de algunos recorridos por el Caribe, no volvió a salir de Harlem, donde murió el 22 de mayo de 1967 por un cáncer de próstata, a la edad de 65 años. Sus cenizas permanecen en el auditorio que lleva su nombre en el Arthur Schomburg Center for Research in Black Culture de Harlem. Se le conoce universalmente por su vinculación al Renacimiento de Harlem, del que fue uno de sus impulsores.

2022-03-02T17:52:40+00:00