YO HE SOÑADO CON ESTO: POEMAS DE YOLANDA PANTIN

Yo he soñado con esto: poemas de Yolanda Pantin

LA POESÍA de Yolanda Pantin ha sido considerada por la crítica latinoamericana como el proceso de construcción de un temperamento poético cuestionador, descreído y crítico con su propia poesía. Del paso entre la evocación permanente de la pérdida de la infancia hasta las nuevas experiencias y paisajes en el decurso de la existencia, de la pérdida u omisión de los referentes históricos tradicionales. De ahí también el carácter fragmentario de su poesía, la intertextualidad, el cuestionamiento del sujeto como figura protagónica, la absorción de todos los géneros literarios en la construcción del poema.
Para el crítico Antonio Ortega, la poesía de Pantin es parte de un concierto de voces que puede mencionarse como poesía escrita por mujeres o de la condición femenina y que dan cuenta de un movimiento abierto, libre y complejo, receptor de las voces femeninas hispanoamericanas y seguidor atento de las grandes figuras de la poesía femenina contemporánea (Anne Sexton, Elisabeth Bishop, Silvia Plath). En esta selección del Boletín Casa Carrión incluimos el poema de Pantin dedicado e inspirado en Bishop. Luego afirma el crítico López Ortega: “No existe tópico de la feminidad que esta promoción no haya tocado: el cuerpo en todas sus fases –desde la celebración carnal hasta el aborto–, los oficios de todo orden –desde los domésticos hasta los que impone la vida moderna–, el amor verdadero o transfigurado, el matrimonio o la soledad inconsolable, la maternidad o la pérdida, la cordura como espejo pero también la locura como infierno”.
Yolanda Pantin visitó el Centro Cultural Benjamín Carrión, dentro del programa Escritor Visitante, en junio de 2018, y ofreció en un encuentro de dos días con el público quiteño la conferencia «Luces y sombras de la poesía venezolana contemporánea», además de una lectura de poesía y una entrevista con la crítica quiteña Karina Marín.
El día que conocí a Susan Howe2021-04-25T04:06:42+00:00

El día que conocí a Susan Howe

 

YO VENÍA de la guerra
es decir de un nuevo engaño
de esos que al igual que el dolor
hacen bien a la dignidad narcisista
según había leído
en un poema de Pier Paolo Pasolini
y que ahora llevaba como una marca en la frente
‒en cada herida una lección para el futuro
vacío pero inmenso‒
Ya había escuchado el ruido de las aspas
y el humano deseo
de abrazar hasta los párpados
Conocí la metralla en el teléfono
y en el océano las yardas
Sorbí el trago de París a fondo blanco
parte a parte lloré por Alemania
Tuve horrendas pesadillas
recuerdo especialmente un viaje en elefante
‒de viajes no me hablen‒
Me persiguen las imágenes
de cuerpos mutilados
en los campos
brazos antebrazos frutos de la carne
Qué sangrientas las batallas Susan Howe
Yo venía de la guerra
y solo traigo unos poemas
Hay miedo en el dolor
ayer no más decía
y estas palabras para un nuevo encuentro
Lo importante es invisible para los ojos
porque el odio fluye en un río de sangre

 

Yo soy otra2021-04-25T04:07:54+00:00

Yo soy otra

 

HE aceptado la invitación a viajar
En el auto
el paisaje pasa demasiado rápido
Raspa el oído
la música sorda que el interior repele
Atravesamos el país sin detenernos
apenas para orinar o para beber un trago de agua
en las gasolineras
El verano castiga gris y estático
como el cielo
Conversaciones banales distraen el asedio
de las horas muertas
Levantamos las tiendas
a la orilla de un río ancho y cenagoso
Las aves chillan al alzar el vuelo
Me acerco al río
como Narciso al estanque
Las aguas turbias no reflejan mi rostro
Yo he soñado con esto

(La herida ha sanado sobre la carne muerta)

El hueso pélvico (fragmento)2021-04-26T23:27:06+00:00

IV

 

Lee a tus poetas,
lastimeras partituras,
no de las cigarras, paraduras
de niños
en las montañas quietas.

Ay, nada puede intimidarte, poeta,
ni el viento en los alambres. Sí,

temidos horizontes
que escribió Enriqueta.

Mañana será el día
del enfrentamiento. Te ruego

levanta la cabeza,

pero que haga sentido
lo que escribes.

    Las opiniones no son mi fuerte

            puso Gottfried Benn
            en boca de un pianista,
            el sublime Chopin
            de los Nocturnos.
           
            Así, el artista es preso
            de un interior de sangre
            hasta dar con su “música”.
 
            Me adscribo a ese credo
            que supone fe en el arte,
            como si un trineo se precipitara
            por sobre una montaña de nieve.
 
            Pero piensa tú, ahora,
            en las palabras y en los signos
            que abren. La poesía
            no expresa a un descreído,
            ni lo absuelve. Es responsable.
 
            No malgastes su Poder
            en estos tiempos
            si no te encuentras con ella
            en mitad de la noche.

Gacela2021-04-25T04:12:24+00:00

Gacela

(no por su belleza)

 

NADA le asegura
a la gacela permanencia
sino, al contrario, le confirma
tal es el estrépito de hojas
o pisadas de elefantes

a lo lejos

su fragilidad
que es finalmente pánico

Profundidad de la superficie2021-04-25T04:13:33+00:00

Profundidad de la superficie

 

LO QUE no saben tus amigos
es que en Great Village, Nueva Escocia,
vivió aquella poeta que tanto hemos leído
y a la que hubiésemos querido visitar
en una peregrinación a sus orígenes,

que es como decir, a su mirada,
recién nacida al mundo
cuando el grito de su madre
se escuchó en todo el pueblo,
hasta su confinamiento.

No gaitas gaélicas,
sino una niña huérfana
que leía el National Geographic
en los consultorios médicos.

De manera que en el relato de viaje
que ahora escuchamos
falta un detalle, qué digo,
el pathos de esa geografía

que ofrece al dolor
madera blanda, escribió Lowell,
y focas moviendo sus cabezas
igual que girasoles.

Pedalear hasta la orilla,
en una de las islas,
quince millas sin descanso,
entre pescaderías,
siguiendo el rastro que supongo
de rudos navegantes, no
te hará dueño de algo.

Ni haber vivido algunos días,
como nosotras lo hicimos
en aquel poblado, compartiendo
una rutina de trabajo.

Pero ambas tenemos un secreto
que el ímpetu de ese nuevo recorrido,
hoteles, carreteras, barcos que acarrean
bicicletas, de Maine a Nueva Escocia,
no nos habrá robado.

Discreción es la palabra, reticencia, tal
Resumen la poética de Elizabeth Bishop.

No nos pertenece su experiencia, desde luego,
ni otro itinerario, pero sobre la brillante superficie
de esos paisajes que hemos anhelado, sí,
haber reconocido por ella
la profundidad de su desconcierto.

Saint Ives, verano de 19882021-04-25T04:14:45+00:00

Saint Ives, verano de 1998

 

‒¿Cuál es su destino?, preguntó
la dueña de la tienda,
viéndome mirar
las cosas en la nada,
mientras perdía el tiempo.

‒¿Cuál es el suyo?, le espeté,
sopesando los objetos
curiosos que allí había,
sombras chinas, osos de Bohemia.

‒Me iría en un caballo
como un cuerpo arrojado, sí,

hasta la adolescencia

 

De: La épica del padre, 2002.

Herencia2021-04-26T23:37:44+00:00

Herencia

 

I

Pertenezco
a este pedazo de tierra.

Reconozco como míos
el aire

que fue de mi infancia,

los relatos de mis padres
jóvenes y eternos,

cuando su vista levantó
de estos valles

donde abreva el deseo.

 

II

Yo soy aquella en la fotografía,
de pie,

entre el miedo y el deslumbramiento.

Le he sido fiel a su memoria
a cuanto sus ojos recuerdan
de aquel cielo,

al lomo
de los caballos relucientes.

Pero vuelve el recuerdo
de aquella ocasión en que quise sustraerme,

y no hallé lugar que me resguardara
de mis despóticos fantasmas coloniales.

Así me hundo en esa putrefacción cálida,
mientras manos que son de nadie me arrancan del cuerpo.

Fidelidad2021-04-25T04:15:55+00:00

Fidelidad

Vivía inútilmente leyendo los periódicos
pensando en el enigma del poder
y en las causas de la obediencia.
                              Adam Zagajewski

 

A las preguntas
que hemos transitado
a lo largo de estos años
y quedan sin responder
huérfanas;

a los posos

cuando ‘algo’ viene desde
un resto antiguo que
azuza el temor
con cristos
en los cruces de caminos;

a los vampiros;

a las pesadillas recurrentes;
a los olvidos
sumidos en pobreza
y astuta sumisión; a los trazos
que nos dicen

de la mano de un niño
sobre un mapa
socorrido, y

al intento de comprender.

La frase2021-04-25T04:17:48+00:00

La frase

 

NO se escucharon
bravos en la sala
cuando nos advirtió
acerca de aquello
que veía venir
en el mar de fondo.

La frase
en su parquedad
fue enunciada
como una línea cualquiera
de los poemas
meditados y necesarios
que leyó sin énfasis.

A Rafael Cadenas

Lo que hace el tiempo (selección)2021-04-26T23:43:58+00:00

Texas Wildlife

 

AYER, entre los libros
encontré un poema. Estaba

en el último anaquel
acurrucado. Me incliné

para ver cómo dormía
manso junto a un ciervo.

Adentro

estaban los conejos,
las ardillas,

y un coyote pequeño.

 

__

Frágil

 

LA luz que cae sobre algo

para exaltar ese algo
que recibe la luz

y era nada, o poca cosa,
en la sombra, es un poema

y en segundos deja de serlo.

__

La emboscada

 

FUE al salir de la lectura de Seamus Heaney en Córdoba.
Ya el público se había dispersado y el poeta se adelantó
por aquellos enredos en tinieblas. Iba con su traductor
y otra persona. Me hubiese gustado ser parte de ese
grupo pero Jorge y yo sin buscarlos continuamos. No fue
largo el paseo hasta el hotel, lo suficiente, sobre tímidos
tanteos: –¿Cómo van? –¿La democracia? –¿Ustedes?
Se dejaban caer las entrelíneas marxistas/liberales
cuando ambos nos aceptamos perdidos en la emboscada
histórica, esa vez dentro del mapa de la ciudad moruna
levantado en caracteres cirílicos.

__

Geografías

 

NO importa de qué estábamos hablando, perdidos en
marañas sin saber en dónde sentar la cabeza, cuando
no en España o en nuestro patio envilecido sobre el
mapa de África o en el corazón de Europa ante los
campos. Éramos varios sentados a la mesa desgranando
argumentos como un cínico podría pensarlo; pero no era
una película sino un encuentro de amigos en Caracas.
Imposible calmar los ánimos porque tan reales como
abiertas las heridas era el deseo de justicia.

__

Escribir

 

NO hay ninguna
pretensión
en este intento,

si antes era así,
ahora

viene y queda
el gesto

igual a

cuando niña
dibujaba

por placer
y no dormía
hasta pintar

lo que pensaba

y era un mundo
que se hizo
con los años

garabato,
torcedura.

De: Lo que hace el tiempo. Madrid, Visor, 2017.
XVII Premio Casa de América de Poesía Americana

Yolanda Pantin nació en Caracas, en 1954. Forma parte de la generación del denominado grupo del 78 de la poesía venezolana, la que viene luego de la generación de Rafael Cadenas, Guillermo Sucre y Eugenio Montejo, y ha sido reconocida como la escritora más destacada de esa generación. La crítica también la ha sabido destacar como una figura notable de la irrupción en los años ochenta del siglo veinte de un grupo significativo de poetas mujeres, en el que se cuentan nombres como el de María Auxiliadora Álvarez, Edda Armas, Ana Nuño y Verónica Jaffé. También se avala su escritura poética por los reconocimientos recibidos, entre otros el Premio Casa de América, de Madrid, por su libro Lo que hace el tiempo (Visor, 2017) y el más reciente Premio Federico García Lorca, de Granada, España, en 2020.

2021-05-31T06:38:49+00:00
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